La incontinencia de orina esta definida como cualquier pérdida involuntaria de orina. Se estima que aproximadamente un 60% de los mayores de 60 años presentan algún tipo de incontinencia. A pesar de ser tan frecuente, pocos se atreven a consultarlo (sólo 4 de cada 10); muchas veces porque se considera como algo “normal”, lo asumen como parte del envejecimiento, o bien, por vergüenza o desconocimiento.
Existen falsas creencias en torno a la incontinencia: los tratamientos no funcionan o son poco eficaces, o que no es posible prevenir su aparición o su empeoramiento.
Los factores que pueden predisponer a la persona a sufrir incontinencia son: la edad avanzada, la menopausia, los partos, el sobrepeso; algunos podemos modificarlos, no así otros; sin embargo, esto no significa que no existan tratamientos para corregirla.
El problema de la incontinencia radica en el importante deterioro de la calidad de vida de los pacientes, la pérdida de autoestima, la depresión, cambian sus hábitos diarios, visten diferente, dejan de realizar ciertas actividades por temor o vergüenza. En muchos casos al llegar a cualquier sitio lo primero que hacen es ubicar los servicios, su vida se centra en el problema que representa sus pérdidas de orina.
La clave está en realizar una adecuada valoración de la incontinencia ya que no todos los tipos de pérdidas son iguales, no es lo mismo perder orina al toser, estornudar, correr o realizar otras actividades (Incontinencia de esfuerzo) que, cuando se pierde con la aparición de un deseo súbito que es imposible posponer (incontinencia de urgencia), también pueden co-existir ambos tipos en una misma persona, o incluso otras formas de incontinencia.
Además de la entrevista con el paciente y el examen físico, el diagnostico se completa con pruebas como es el Estudio Urodinámico, el cual consiste en monitorizar el comportamiento de la vejiga durante el llenado y el vaciado y de esta forma reproducir los síntomas del paciente.
Es importante atender la Incontinencia urinaria tanto como enfermedad en sí, como su repercusión en la calidad de vida del enfermo; el diagnostico adecuado y las soluciones que en cada caso corresponda: tratamiento conservador con ejercicios de fortalecimiento de suelo pélvico, tratamiento médico con pastillas, si el caso lo requiere, o bien el tratamiento otras opciones hasta la cirugía.
En el caso de la Incontinencia urinaria de esfuerzo se recomienda el control del peso corporal y limitar todos aquellos factores que generen sobrecarga en el suelo pélvico (estreñimiento, etc.), los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico ofrecen muy buenos resultados siempre que se realicen de forma correcta.
Si todo esto falla no hay que desanimarse ya que las técnicas quirúrgicas actuales, mínimamente invasivas de corta estancia, en las que se coloca un soporte de malla suburetral, ofrecen excelentes resultados. La gran mayoría de las pacientes se olvidan de las compresas.
Para la incontinencia de urgencia recomendamos suprimir irritantes vesicales (tabaco, café, alcohol, bebidas con cafeína, etc.), el entrenamiento vesical y si es necesario el tratamiento médico farmacológico. Cuando no se obtienen los resultados esperados puede ser necesario el aplicar toxina botulínica en el interior vesical o la estimulación del nervio tibial posterior.
También existen pacientes que requieren tratamientos combinados.
Notas a resaltar:
“No todas las pérdidas de orina son iguales ni tienen el mismo tratamiento, la valoración y el diagnostico adecuado garantizan el mejor resultado”.
“Hay que dejar de considerar la incontinencia urinaria como algo “normal” y animarse a consultar”.
“El tratamiento de la incontinencia debe ser individualizado a las condiciones y necesidades del paciente”